Siento frío en estas tinieblas,
las sombras danzan en la oscuridad,
Jack y Sally cruzan el viento,
entre susurros de la ciudad.
La luna llena, inquietante y pálida,
ilumina sus pasos con temor,
ecos lejanos de risas perdidas,
¿qué traerá esta noche de horror?
Las calabazas arden en silencio,
mientras los dos recorren el lugar,
bajo la niebla, algo se esconde,
nadie sabe qué puede pasar.
El santuario se transforma,
bajo cielos de nubes danzantes,
la brisa lleva susurros de tiempos antiguos,
en cada rincón, florecen nuevas voces.
El viento canta entre los pinos sagrados,
las montañas se inclinan, en silencio profundo,
un ciclo se cierra, otro comienza,
mientras el alma celebra su nuevo rumbo.
Entre risas y juegos, la noche comienza,
en tonos de rosa, se enciende la fiesta,
un último baile antes del gran día.
Que esta noche de juegos quede grabada,
entre bromas, dulces y risas,
como el mejor adiós, antes de la boda.
El gran día se acerca, en silencio,
bajo cielos de blanco y rosa suave,
el viento acaricia los árboles de cobre,
que cuentan historias de amor en cada rama.
En este santuario de naturaleza y calma,
cien almas celebran el lazo eterno,
la tierra respira junto al destino,
mientras dos corazones se funden en uno solo.
Que cada piedra y hoja dorada,
refleje el brillo de esta unión sagrada,
donde el amor florece, entre raíces profundas,
en este rincón íntimo de paz y esperanza.